El alarmante incremento del precio de la gasolina, traerá consigo un mayor repunte de la inflación y una previsible subida de los tipos de interés a corto plazo que puede retraer la demanda. Esta situación es especialmente delicada para el sector de la automoción, ya que un endurecimiento de las condiciones de financiación daría "el golpe de gracia" a unos concesionarios cuyas ventas y adquisiciones de stock dependen casi por completo de la concesión de créditos; actualmente, ocho de cada diez compras de vehículos precisan de financiación.
Por último, señaló que "La pérdida de empleo está dañando la confianza de las familias, retrayendo el consumo, lo que probablemente se traducirá en un menor número de ventas en el canal de particulares. El entorno de subidas del Euríbor y precios de las energías en general unido a la pérdida de poder adquisitivo por la congelación y rebajas salariales no ayudan", puntualizó.