El acuerdo servirá para trabajar en dos áreas: un estudio internacional para tener un mejor conocimiento de los impactos que los cambios en los patrones de lluvias tienen sobre la población de cuatro países, en particular en la inseguridad alimenticia y en las migraciones; y programas destinados a crear conciencia sobre la prevención de desastres naturales, dirigidos a las comunidades que están particularmente expuestos a este tipo de riesgos en los países emergentes.