La idea propuesta por dos empleados de la compañía (Arturo Cimarra y Pepe Garnica) en el marco del Programa de Voluntariado Corporativo de la aseguradora y con el apoyo de la Fundación Mutua Madrileña, consistía en que, por cada empleado que corriera con ellos, la Fundación se comprometía a realizar una aportación económica. Por un lado, para la Fundación Caíco, que trabaja con niños con cáncer ingresados en el Hospital Niño Jesús de Madrid y por otro, la Fundación Menudos Corazones, que colabora con niños con cardiopatías.