El ‘modus operandi’ que supuestamente llevaba a cabo la banda consistía en comprar vehículos nuevos o de segunda mano en muy buen estado al tiempo que adquirían otros de similares marcas, modelos y fechas de matriculación, pero muy baratos por encontrarse en muy mal estado al provenir de accidentes o con deficiencias técnicas. Una vez que contaban con ambos vehículos, el nuevo lo aseguraban, con una póliza que cubriera la sustracción del vehículo y los daños por accidente, procediendo a la sustitución de los números de bastidor de ambos coches, de modo que el vehículo en mal estado quedaba identificado con el número de bastidor del vehículo nuevo y viceversa.
Realizado el cambio, el grupo delictivo disponía de dos posibles alternativas para realizar el fraude, unas veces denunciaban la sustracción del vehículo nuevo y otras informaban a la compañía aseguradora de un accidente de circulación simulado.
Para evitar sospechas de las aseguradoras, usaban a terceras personas de su confianza para que figurasen como titulares de los vehículos que iban a ser duplicados y tomadores de las pólizas, quienes tras el cobro de las indemnizaciones, entregaban el dinero a los integrantes del grupo, quedándose ellos con una cantidad convenida con anterioridad.