La Fundación Pelayo colabora desde hace varios años con la Fundación Talismán habiendo ayudado en la creación de un vivero donde chicos con discapacidad puedan desarrollar sus capacidades y habilidades, favoreciendo así a su integración social y laboral.
Tras la inauguración de la primera fase el pasado año, ahora han desarrollado una segunda fase, en la que empleados de Pelayo y sus familiares, han colaborado de manera voluntaria con tareas de acondicionamiento, pintura y labores de jardinería, para su puesta a punto.
De este modo se consigue ampliar los recursos de este vivero que ayuda a que los chicos que allí trabajan puedan mejorar su calidad de vida y sentirse realizados al ver que tras unos meses de cuidados y gracias a su dedicación, esas plantas han crecido, florecido y hay personas que se acercan a comprarlas.
Esta actividad se ha enmarcado en un voluntariado familiar, donde los más pequeños también han podido disfrutar de esta labor solidaria, compartiendo junto a los chicos de la asociación, talleres de manualidades y jardinería.
Fundación Pelayo ha querido celebrar una nueva acción de voluntariado, destacando su compromiso con el colectivo de personas con discapacidad con el que está muy sensibilizado.